El interior de esta iglesia, que data del siglo XVI, estaba decorado en su origen con una representación de falsos sillares, creando así una apariencia de sólidos muros. El paso de los siglos hizo que dicha decoración quedara oculta por varias capas de nuevos enlucidos, hasta que en las obras de rehabilitación del edificio en 2012 sacaron a la luz los motivos decorativos originales.
Estos "falsos sillares" se desplegaban tanto por los laterales de la nave como en el coro. Su estado de conservación era malo debido sobre todo a los piqueteados que se habían hecho en las paredes para poder crear puntos de anclaje a otras capas posteriores de enlucido. Además, la policromía blanquecina que trataba de imitar a la argamasa de unión de esos sillares se había perdido en su mayor parte.
La intervención fue llevada a cabo durante el mes de febrero de 2013 con la colaboración de la restauradora María Vargas Ruiz.
Estado inicial y final. Detalle del coro.
Escalera de acceso al coro.
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